1. Ajustar la privacidad de los perfiles en redes sociales. Para proteger tu privacidad, configura tus perfiles en todas las redes sociales para que no puedan acceder usuarios desconocidos a tu información personal. Mantener la privacidad en Internet es la única manera de poder controlar hacia dónde van nuestros datos, tanto a nivel personal como a nivel laboral.
2. Usar gestores de contraseñas. Los gestores de contraseñas como Lastpass o OnePassword son muy útiles para dificultar el acceso de terceros a una cuenta. Se trata de herramientas que ayudan a organizar y generar contraseñas seguras, y que almacenan todas las contraseñas que utilizas en Internet para recordártelas cuando tengas que identificarte en tus diferentes páginas.
3. Análisis de antivirus. Cada cierto tiempo es necesario realizar un análisis con uno o varios antivirus en tus equipos electrónicos y de todos los archivos o aplicaciones que descargues. Otra opción es usar alguna herramienta que sea capaz de detectar posibles amenazas si has visitado una web fraudulenta o si tienes algún tipo de malware, riesgos de estafa, etc.
4. No abrir archivos adjuntos procedentes de correos sospechosos: No abrir enlaces ni descargar ficheros procedentes de correos electrónicos o mensajes cuyo origen se desconozca o que presente indicios fuera de lo habitual.
5. La información debe estar protegida. En el caso de poseer documentos especialmente sensibles o privados en el teléfono móvil, es fundamental borrarlos mediante el uso de herramientas de borrado seguro o almacenarlos en carpetas seguras y cifradas. Herramientas como Samsung Secure Folder o Pocket Files se encargan de no tener documentación sensible sin proteger.
6. Actualizar el software. Las actualizaciones de los distintos aparatos electrónicos ayudan a que se ejecuten también los últimos parches de seguridad y protección. Aunque algunos lo hagan automáticamente, otros están configurados para hacerlo de forma manual. Lo más seguro es descargar el software solo desde las páginas oficiales.
7. Copias de seguridad. Activa la función de copias de seguridad automáticas para salvaguardar toda aquella información o documentos que almacenas en tus dispositivos. De esta forma, en caso de sufrir un ataque cibernético siempre podrás recuperar tus datos.
8. Pagos online. Intenta utilizar una tarjeta de pagos online o plataformas como PayPal. Entre sus múltiples ventajas, la garantía de cliente nos asegurará que nos devuelvan el dinero si es una estafa o si hay algún tipo de problema con nuestra compra. Por otro lado, a la hora de comprar fíjate en el tipo de medio de pago disponible. La mayoría de tiendas online fiables tienen varias opciones de pago y no solamente una.
9. Usar VPN, sobre todo en Wi-Fi públicas. A menudo, las redes Wi-Fi abiertas a las que puede acceder cualquier usuario no cuentan con ningún tipo de protección, por lo que suponen un riesgo muy alto, ya que son redes fácilmente hackeables. La forma más sencilla de aumentar la seguridad es utilizar un software de VPN para cifrar los datos y garantizar tu anonimato en Internet.
10. Navegar sólo en páginas web seguras. Antes de visitar una página web desde cualquier dispositivo es recomendable asegurarse de que sea legítima y esté protegida con un certificado de seguridad SSL. Es decir, comprobar si antes del nombre del dominio se encuentran las siglas HTTPS y el dibujo de un candado.
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